Se avecina la tormenta, el cielo se enturbia, el mar se
agita y a ti solo te queda aferrarte al viejo timón de madera e intentar que
las sacudidas de las olas no tumben tu barco.
Luchar, luchar una y otra vez contra viento y marea hasta quedar exhausta por no terminar bajo el
profundo azul. Así fue mi lucha, así fue mi guerra, y así lo hizo mi instinto
de supervivencia.
Aquellos se alejaba que una simple tortícolis, el dolor era
demasiado intenso, tanto que no tenía fuerzas para levantarme de la cama y hacer
una vida normal, comenzaba una frenética cuenta atrás por salvar mi vida. La cómoda de la habitación se llenaba
progresivamente de diferentes analgésicos y relajantes musculares pero nada
mitigaba aquel dolor extremo. Mis visitas a urgencias se volvieron diarias y mi
desesperación crecía al ver la pasividad y la incredulidad de los médicos que
aun sabiendo mis antecedentes médicos con el linfoma, solo se limitaron a
realizarme una radiografía del cuello y a prescribirme más y más relajantes para
una supuesta contractura que decían que tenía. “Tiempo, dale tiempo para que
cure”, me decían, sin embargo aquello iba empeorando por momentos y yo me
debilitaba tanto que mis piernas comenzaban a flaquear y necesitaba la ayuda de
los brazos de mi padre para sostenerme erguida, serían las últimas veces que
mis pies tocarían el suelo.
Quizás uno de los episodios más surrealistas e
incomprensible fue cuando al cuarto día de mis visitas continuas a urgencias me
derivaron al traumatólogo ante nuestra insistencia de que algo ocurría. Por muy increíble que parezca su diagnostico
fue una posible gastritis, ¿gastritis? ¿qué tendría que ver eso con mi cuello?
inexplicable.
Resonancia magnética, resonancia magnética, cuando escucho
esas palabras… en mi cabeza resuena una y otra vez ¿por qué? ¿por qué? ¿por
qué? Ahí estaba la clave, ahí estaba la solución, el fin a tanto dolor, a tanto
sufrimiento. Sin embargo, al pedir la citación algo trunco mi destino., la
maquina estaba estropeada y eso me privo de una resolución rápida de lo que
ocurría y como consecuencia un retraso temporal que truncaría mi estado y me pondría
al límite entre la vida y la muerte. Continuará...
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